A medida que se acerca el plazo final para que el Poder Ejecutivo pueda entregar el Presupuesto, el peso sobre los hombros del Presidente de la Cámara de Representantes, Sebastián Valdomir, aumenta. Sin mayorías en la Cámara Baja y con señales políticas de la oposición, como la de decidir no acudir al diálogo social, el panorama para discutir la política más definitiva de todas, el Presupuesto, es complejo.
La tensión tuvo su punto álgido el 2 de abril de este año, cuando el Ministro de Economía y Finanzas (MEF), Gabriel Oddone, se presentó al Parlamento. Ciertamente anonadado, sostuvo que Uruguay estaba viviendo un “cambio de época: Estados Unidos subió los aranceles –impuesto que se le cobra al bien o producto importado por un país– del 35 al 50%, sin negociaciones”.
Luego, y para colmo del oficialismo, Oddone informó que al incierto escenario global y las “restricciones” que implicaba para Uruguay, como los intereses de deuda de alto calibre o la posible pérdida de mercados para la carne por los desorbitantes aranceles, se sumaba una “restricción” de carácter “doméstico”: el déficit fiscal más alto en los últimos 35 años.
Tras un mes de realizar cuentas y acceder al estado de situación de los Ministerios, el actual oficialismo verificó que en las Rendiciones de Cuentas anteriores no habían sido incluidas una serie de deudas que representaban 970 millones de dólares.
El déficit fue corregido y aumentó el equivalente a un punto del Producto Bruto Interno. La publicación del descubrimiento de esta realidad crispó la relación del oficialismo entre los nacionalistas. Además, Oddone fijó objetivos que se remontan a diez años: el país necesita crecer un 2% anual y aumentar un 20% sus inversiones.
Para cumplir con los objetivos del programa del Frente Amplio (FA) y hacer crecer la economía, se necesitan 16 mil millones de dólares anuales; cuatro mil millones los puede poner el Estado uruguayo. El resto del dinero, 12 mil millones de dólares, depende de la voluntad de inversores que aguardan a que la tormenta pase para invertir.
En medio de las restricciones, también aparecieron las diferencias sectoriales, principalmente para brindar soluciones. El Senador socialista Gustavo González, acompañado luego por el comunista Óscar Andrade y la Senadora Constanza Moreira, recogió la propuesta del PIT-CNT que apunta a aumentar el dinero disponible del Estado poniendo un impuesto del 1% al 1% más rico de la sociedad. Valdomir, pese a que varios de sus correligionarios emepepistas se opusieron a la propuesta, aseguró que no descartaría “modificar las cuotas del Impuesto al Patrimonio” y que un debate sobre la “estructura tributaria” sería válido.
El Presupuesto ingresará por la Cámara que preside Valdomir. La intención será, una vez confeccionado el documento con fecha de entrega hasta el 31 de agosto, limar primero las asperezas y después aprobar el texto en la Cámara de Senadores.
¿Qué políticas serán las víctimas de las restricciones globales? ¿Cuáles promesas serán las que obtendrán dinero? ¿Cuáles serán las negociadas? Valdomir le aseguró a El Solidario que el presupuesto de vivienda está en el listado de “los innegociables”.
Una de estas restricciones “domésticas” que ha planteado Oddone es que el déficit fiscal aumentó más de lo previsto, un uno por ciento del PBI. Y que, según el Ministro de Economía, hay que conseguir que la economía uruguaya crezca al 2 por ciento, cuando el promedio es de un punto, y aumentar un 20 por ciento las inversiones privadas. ¿Cuán alcanzables son estas metas?
La cuenta que hago es la siguiente: el Producto Bruto Interno, o sea lo que produce el país o la economía del Uruguay en un año, es equivalente a 80 mil millones de dólares anuales. El gobierno anterior nos dejó un déficit del entorno de los 950 millones de dólares anuales. El punto es que, según Oddone, recibimos el país con el mayor déficit fiscal de los últimos 35 años. El mayor déficit fiscal desde 1990.
Nos deja un país endeudado, además, porque el déficit fiscal es interno, pero de manera externa el país tiene un mayor porcentaje del nivel de deuda.
El porcentaje de deuda externa es de 53.7 por ciento más o menos. ¿Cuál es el promedio de endeudamiento de Uruguay?
Por ejemplo, cuando asumió el FA en 2005, lo que producía en un año la economía uruguaya era lo que debía. Teníamos un 100% de endeudamiento.
Luego hubo un refinanciamiento de la deuda, se pasó a tener más deudas en pesos que en dólares y con mayores plazos, y llegamos a bajar esa deuda casi hasta un 50% del PBI. Con un producto que aumentaba, porque la economía en los primeros 10 años de los gobiernos del FA aumentó mucho. Aumentábamos a un nivel muy importante, a un promedio que era casi 4% anual. ¿Qué pasó en los últimos 10 años? La economía del Uruguay creció al 1%.
En el último gobierno de Tabaré (Vázquez) y los 5 años de Lacalle Pou, si vos contás cuánto creció, es un magro 1% anual, y es muy poco, porque la economía uruguaya tiene condiciones para aumentar sus productos en más de un 1%.
Es cierto, este último periodo de gobierno tuvo la pandemia, tuvo la sequía, pero igualmente la economía uruguaya, si comparás el 2020 con el 2024, en el 2024 es un 6% más grande. Y si dividís ese 6% entre los cinco años, es que te da un 1.2%, que fue lo que creció en promedio, que es muy poco. Pero ese 6%, por ejemplo, podemos decir que si la economía creció un 6%, no hubo un crecimiento de más del 6% en el nivel de ingresos a los hogares, no hubo un crecimiento correlativo, por ejemplo, en los niveles de reducción de la pobreza, no hubo 6% de mejora en los indicadores sociales.
Es más, nos encontramos con que la pobreza infantil creció.
Hubo un proceso de acumulación y de concentración, entonces.
Correcto. Hubo un proceso de crecimiento global de la economía, pero ese crecimiento se lo terminaron quedando algunos sectores muy particulares de la economía uruguaya y no el conjunto de los sectores que viven de su trabajo.
Entonces, lo que dice Oddone es que tenemos que crecer más que un 1% promedio anual, en el entorno del 2 al 3 por ciento. Para eso se necesita un nivel de inversión privada y pública que hoy no hay, porque los 20.000 millones, o el 20% de inversión, son 16.000 millones de dólares de inversión.
Cuatro mil millones de dólares tendrían que ser invertidos por entes públicos, ¿las empresas públicas podrían alcanzar esos niveles de inversión?
Son 4 mil públicos y 12 mil privados. No sé, serán un poco más, creo que tal vez un poco menos. Porque tenemos restricciones presupuestales importantes. Pero de repente, supongamos que en el promedio sí, sean 4.000 millones de inversión pública al año, al 2030, pero aún nos falta muchísimo, porque 12.000 millones de inversión al año es un disparate de plata.
¿Ha ocurrido en los últimos años?
No. En algunos casos sí, en otros no. Porque aparte tampoco tenemos en el horizonte cercano grandes obras, salvo la del hidrógeno verde. Esa puede ser una obra que podría ser la inversión privada más grande en la historia del país. Más que UPM incluso, estamos hablando de más de 5.000 millones, casi 6.000 millones de dólares de inversión. Es casi la mitad de lo que necesitamos con solo un proyecto.
Generar condiciones para que más proyectos de estas características vengan es difícil. Sobre todo porque Uruguay no tiene un mercado interno muy grande. Es más, no solo no crece nuestra población, sino que se reduce.
Tiene limitaciones en el nivel de capacitación para generar puestos de trabajo de altos ingresos en el sector de la industria, en el sector de las tecnologías de información, en el sector del manejo de la política industrial y digital, digamos.
Pero tenemos algunos atributos como, por ejemplo, el agua, la tierra, la producción de alimentos, experiencia en la producción de carne, de lácteos, de arroz. Que de repente las inversiones que vengan van a estar vinculadas a esa matriz productiva. Donde también hay que tener mucho cuidado porque es intensiva de recursos naturales.
Los inversores tampoco vienen porque nuestra población tenga un nivel de capacitación parecido al de Europa. Tenemos un nivel de capacitación distinto, muy complicado para captar.
Por ejemplo, inversiones en alta tecnología o pre-sociedad. Igualmente hay, se va a conocer dentro de poco, algunos otros proyectos que se van a radicar en Uruguay. Por ejemplo, en el tema data center, tecnología de datos, lo que tiene que ver con eso.
Proyectos que, al igual que el hidrógeno verde, utilizan agua.
Utilizan agua, pero también utilizan una plataforma que es la inversión que hizo Antel en fibra óptica, obviamente, hay que cuidar. Hay que proteger nuestros recursos naturales. Nuestra soberanía se basa sobre los bienes naturales. Particularmente agua, tierra, semillas y biodiversidad.
¿Hay grandes consensos en proteger la soberanía?
Sí, creo que sí. O sea, consensos en el gobierno, sin duda. Lo que no hay es consenso con la derecha. Porque, entre otras cosas, el gobierno pasado entregó la soberanía del puerto. Que es nuestro principal activo.
Otra vez, el enclave natural que tiene el puerto de Montevideo es único. Es como el puerto de gran calado del Atlántico Sur. Y en un contexto de enorme disputa comercial y logística, le entregaron por 60 años a una empresa extranjera que ya estaba presente, en el Uruguay.
Ahí claramente hubo entrega de la soberanía.
Los gobiernos, y particularmente este gobierno del Frente Amplio, en esta nueva etapa, tiene esa necesidad de conseguir inversiones, de defender su soberanía y también de defender su matriz de recursos naturales, para que no sean inversiones destructivas o neocoloniales las que vienen a invertir al país.
Las tensiones con la oposición, con las cifras del déficit, por ejemplo, ¿cómo se tradujeron en el cumplimiento de tu rol como Presidente de la Cámara de Diputados?
Las relaciones entre la oposición y el gobierno están en un momento bastante delicado. En un momento estuvo muy complicado, sobre todo antes de que se resolviera la elección interna del Partido Nacional (PN), porque claramente los candidatos que tenía a presidir el directorio del PN se diferenciaban en función de quién le pegaba más al gobierno.
Una vez que pasó eso, lo que veo es que hay una parte de la oposición que está muy enfrentada con el gobierno y que no está dispuesta a dialogar en nada. Y la demostración de eso fue la convocatoria al diálogo social para reformar la seguridad social.
Fue un desplante, pero sobre todo, como dije en su momento, fue una deslealtad. A mí me cuestionaron un poco decir deslealtad, que era una señal muy fuerte. De repente se me fue un poco la mano, pero lo que señalo es lo siguiente: al PN el gobierno le presentó la metodología del diálogo social a mediados de mayo. Al Partido Colorado se le presentó la metodología y el formato en la hoja de ruta, el 9 de junio. Pero ambos le avisaron al gobierno que no iban a participar el 14 de julio.
Dejaron pasar un buen tiempo, en algunos casos como el del Partido Nacional, dos meses para decir dos días antes de que se lanzara el diálogo social que no iban a participar. Se podría haber avisado antes con la intención de proponer una metodología alternativa o un formato distinto. Entonces, tal vez no sean desleales.
Lo veo como una necesidad de achicarle el margen de maniobra al gobierno. Lo máximo posible. E institucionalmente fue una señal delicada, porque si el gobierno que ganó en las urnas, ya sabíamos que el FA iba a convocar un diálogo, te presenta una metodología y esperas dos meses para decir tu respuesta.
Generaron un nicho político que muestra que hay una parte de la oposición que no quiere ni darle un vaso de agua al gobierno.
¿El presupuesto va a ingresar por Diputados?
Sí.
¿Van a ir por las tensiones primero?
Vamos a tratar de acordar y de buscar cuáles son los cuellos de botella. Es evidente que esto es importante porque a veces los compañeros lo olvidan. Al no tener mayoría en Diputados y tener que negociar caso por caso es un problema. Porque el gobierno manda un proyecto al Parlamento y no sabe si en Diputados sale lo que quiere o sale otra cosa o no sale nada.
No pienso que somos el ombligo del mundo, pero sí pienso que la Cámara de Diputados tiene una situación que es inédita en los últimos 20 años, que es que el gobierno no tiene mayoría. Entonces, tenés que negociar. Tenés que negociar todo. Tengo que negociar hasta para generar una sesión extraordinaria. Porque necesito dos votos.
¿Qué puntos del Presupuesto o de las propuestas programáticas del FA son innegociables?
Las prioridades del gobierno, esas 63 prioridades, son innegociables. Obviamente que van a ser parte de la acción del Poder Ejecutivo y cómo van a precisar presupuesto y recursos públicos que se votarán en el Presupuesto Nacional, quinquenal, vamos a necesitar dialogar con la oposición.
Pero ese diálogo ya comenzó, como por ejemplo, hoy la plata que va a haber para los gobiernos departamentales con intervención directa del Presidente de la República, que tiene mucha experiencia por haber sido él mismo intendente por diez años del Departamento de Canelones, sabe cómo negociar y cómo tratar el relacionamiento con los diferentes Intendentes e Intendentas de otros partidos de otros departamentos.
Entonces, evidentemente que lo innegociable es lo que el gobierno se puso como prioridad realizar.
¿Duplicar el presupuesto en vivienda, por ejemplo?
Sí, eso es un tema innegociable. Lo que tenemos que tratar es encontrar de dónde vamos a sacar esos recursos. Y ahí vamos a tener que negociar. Pero el objetivo es claro.
El objetivo es cumplir con políticas muy activas para garantizar el derecho al acceso a la vivienda y particularmente para los sectores que más necesitan, aquellos que viven en asentamientos o las madres con hijos que hoy no tienen posibilidad ni de alquilar ni de acceder a una vivienda. Entonces, ahí va a haber mucha plata para, o por medio de subsidios, o por medio de ayudas directas para que se concrete lo más posible es la duplicación. No solo eso, sino el acceso a los sectores más desfavorecidos a una vivienda digna.
Con respecto al 1%, digamos, y ensanchar el arca del Estado, también ha habido diferencias sectoriales. Entendiendo que, usted mismo señalaba el proceso de acumulación y concentración que hubo en el periodo anterior, ¿no es hora de afinar las políticas públicas para que apunten a reducir la desigualdad? ¿No estamos frente a un momento que lo amerita?
Este es el nudo político de esta etapa entre el FA y las bases sociales del proyecto de izquierda. Desde el 1 de mayo, se comenzó a discutir la posibilidad de instalar un mecanismo que atienda sobre todo la emergencia en materia de pobreza infantil.
Nadie discute acá, y menos con una perspectiva de izquierda, que tener un 30% de pobreza infantil en menores de 0 a 6 años es un desastre social y que hipoteca el futuro del país. Eso no está en discusión y lo compartimos.
Hay que atender esa emergencia con recursos. Por ende, la discusión de instalar un impuesto a los más ricos es pertinente.
Para usted, entonces, no es una discusión entre tres senadores.
No. Se justifica plenamente, y más para una fuerza de izquierda, para una fuerza de izquierda no hay ningún tema vedado, no hay ningún tema que no se pueda discutir. Todo se puede discutir siempre.
Ahora, como digo eso, también digo lo otro, que es que la fórmula del FA, particularmente Yamandú, mencionó en campaña que no iba a colocar impuestos nuevos.
Pero en el programa del Frente Amplio sí está, la revisión del IVA, la revisión del Impuesto al Patrimonio.
El programa del FA se construye antes de que se sepa cómo van a salir las elecciones. Claramente, nosotros lo tenemos como norte, como objetivo, que pague más el que tiene más y que haya un proceso de redistribución de la riqueza, porque tenemos niveles de desigualdad intolerables.
¿Y qué pesa más? ¿Una promesa que se hizo en un debate televisivo o un programa de gobierno?
Pesa todo. No pesa por igual. Porque lo importante no es lo que pesa. Lo importante es el equilibrio que hay que hacer.
Vuelvo al razonamiento que hacía, todos entendemos que necesitamos más recursos. Estamos en la víspera de una discusión presupuestal. Sabemos que precisamos más recursos. Entonces, evidentemente, una discusión de dónde sacar recursos es pertinente y es necesaria darla.
No voy por el lado de crear un impuesto nuevo a los súper ricos, al 1% más rico, porque creo que hay que mantener esa promesa de no generar impuestos nuevos. Ahora, ¿eso significa que no voy a tocar impuestos que ya existen? No.
¿Tocaría el Impuesto al Patrimonio?
Creo que tenemos que ir por el Impuesto al Patrimonio, por generarle una tasa mayor a los patrimonios de las personas que tienen un porcentaje muy alto y por aplicarle una sobretasa por un periodo de tiempo de cuatro, cinco o X cantidad de años. Con destino específico: la pobreza infantil. Que sea directo y por un período concreto de tiempo.
Aprovecho que la oposición ha dicho que le preocupa la pobreza infantil. Entonces, le digo, al Partido Independiente, al PN, si a vos te molesta la pobreza infantil, acá tenemos un mecanismo. Porque el equilibrio que tengo que hacer es que me puedo poner propuestas y objetivos muy ambiciosos, pero si no paso las 48 manos que tengo en la Cámara de Diputados, voy a naufragar.
En primer lugar, lo que no quiero es que naufrague la iniciativa del gobierno, ni tampoco la emergencia que tenemos por la pobreza infantil. Es lo más importante. Las vidas en las que no invertimos hoy se hipotecan y plasman una situación de vulnerabilidad y exclusión social. El equilibrio que tengo que tener entre el programa y las promesas es la posibilidad de destinar recursos a la pobreza infantil.
No me olvido del programa. No me niego a discutir la desigualdad. Al contrario, la quiero discutir. Lo que sí tengo que hacer es generar las condiciones políticas para mantener lo que el Presidente prometió para que no se me aglutine toda la oposición. Toda junta contra el gobierno. Hay una parte de la oposición que no le da ni un vaso de agua al gobierno.
Creo que ese objetivo es más fácil alcanzarlo modificando un impuesto que ya existe, porque aparte lo creó el PN en la década de los 60, que generar un impuesto nuevo.
Además vamos a generar un impuesto nuevo. Porque el Impuesto Mínimo Global a las transnacionales, que es un marco que viene discutido a través de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE), es un impuesto nuevo. No grava a los uruguayos y uruguayas, pero estoy generando un marco de recaudación nueva a través de un impuesto que viene de una manera discutida global.
El Viceministro de Economía, Martín Valcorba sostuvo que la recaudación, en ese caso, sería de 350 millones de dólares.
De repente eso es un poquito menos, pero es algo que Uruguay se está perdiendo de recaudar, porque eso ya están tributando en otros países y deberían tributar aquí.
Estamos dando un paso que el gobierno pasado no se animó a dar, que va a generar más recursos para el presupuesto público y que de alguna manera estamos ahí en el límite. Porque se genera un impuesto nuevo, pero que no grava a las familias y a los contribuyentes uruguayos. Estamos en esa frontera de discusión. Estamos grabando a las firmas extranjeras que tienen una super recaudación, a las empresas que recaudan más de 750 millones de euros al año.
Entonces, ahí hay una innovación. Van a venir algunas más. Porque van a venir algunas otras medidas impositivas.
En Radio Sarandí sostuvo que el presupuesto iba a incluir otras cuestiones de recaudación. El gasto tributario, o sea la cantidad de dinero que se exonera a las empresas, es del 7 % del PBI ¿se está trabajando en algo vinculado a las exoneraciones?
Ahí hay una fuente de recursos enorme que se puede rediscutir. Hay cosas que no tienen que estar exoneradas y lo están. Esas son fuentes de recursos que pasarían a engrosar la bolsa del Presupuesto.
Hay una discusión con respecto al tema de las compras en el exterior, por las plataformas digitales, hay que poner ahí algún tipo de medida para proteger a la industria nacional. Y de repente también alguna otra cosa vinculada, ¿por qué no?
Los depósitos en el extranjero que no están gravados hoy, y eso también puede ser una discusión. Lo que nosotros queremos es que esa plata entre a jugar en el circuito nacional. De repente por ahí estamos hablando de que el impuesto mínimo global, algo con respecto a las plataformas de las compras en el exterior, más algo relacionado con los depósitos no gravados en el extranjero, más algo relacionado de repente a las exoneraciones que no deberían estar exoneradas, más algo relacionado al Impuesto al Patrimonio, ¿quién sabe? Estamos haciendo una modificación muy importante. De repente no es todo en el Presupuesto de ahora. Sino que estamos hablando en los próximos 12 o 16 meses.
Hay una investigación sobre vivienda promovida de la Facultad de Arquitectura que realizaron Alina Castillo, Graciela Amoglia, entre otros. En la que se menciona que de todo el gasto tributario, ese 7 %, un 2% se registra por las exoneraciones en vivienda promovida. ¿Se trabaja en alguna modificación o regulación con respecto a la vivienda promovida? ¿O se va a extender más allá del Presupuesto?
Sí, se está pensando. No soy especialista en políticas de vivienda por mi comisión. Por lo que he hablado con el Poder Ejecutivo, sí, hay que estimular la creación de un fondo para continuar ampliando el acceso a vivienda. Esto implica dos o tres herramientas que ya tiene hoy y de repente pensar en alguna nueva.
Por ejemplo, lo nuevo era esto que te decía de subsidiar el alquiler para madres con hijos a cargo para que tengan acceso a una cuota subsidiada, que puedan alquilar y no estar viviendo en un lugar precario o fuera de un circuito formal de vivienda.
Pero, además, tenemos que estudiar cómo financiar el Plan Quinquenal de Vivienda y ahí la vivienda promovida tiene que tener algunos ajustes. Creo que eso va a estar contenido en el Plan Quinquenal que el Ministerio de Vivienda presentará en el Parlamento para que se vote junto al Presupuesto.
El Ministro de Economía, el 2 de abril, compareció ante la Comisión de Hacienda de Diputados y comenzó con la siguiente cita: “un cambio de época, no una época de cambios”. ¿Cómo vivió como Presidente de la Cámara esa declaración política del Ministro de Economía? ¿Cuál fue su percepción individual?
Lo que veo es que el equipo económico está preocupado por el contexto regional y mundial de la economía. En lo regional tenemos a Argentina en una situación muy crítica, con una política de shock, como la de Javier Milei, quien plantea recortes sobre los sectores populares, sobre los jubilados y con la intención de reducir el Estado y sus servicios públicos. Por otro lado, tenemos una economía como la brasileña que tiene un dinamismo distinto. La nueva presidencia de Lula Da Silva acarrea dificultades en la conducción política. Lula no puede hacer lo que quiere, no tiene mayoría de votos propios en el Congreso y tiene que negociar cada proyecto que manda.
Un escenario similar al uruguayo, con presiones mayores, porque claro, Lula es un líder que ya tiene experiencia presidencial. De alguna forma se ha propuesto poner a Brasil en el escenario internacional, a diferencia de lo que fue la presidencia de Jair Bolsonaro. Participó de los BRICS, del G20 y tuvo discusiones muy fuertes en Naciones Unidas, principalmente por una serie de sanciones que propone por el genocidio que Israel lleva adelante en Gaza.
Entonces, en el escenario regional que es donde Uruguay tiene a sus principales socios comerciales, Argentina y Brasil, que son los países a donde más exportaciones con valor agregado, o sea, industriales, están en una situación que nos afecta.
Uruguay es un país caro, eso nos genera problemas en las fronteras donde la competitividad, al ser más caros que nuestros vecinos, es difícil. Esto afecta al comercio nacional, a la industria nacional.
A nivel internacional tenemos un Presidente como el de Estados Unidos que de alguna manera está impulsando…
El proteccionismo – sistema que protege la industria nacional aplicando impuestos a los productos importados o promoviendo su producción doméstica.
Sí, proteccionismo con medidas unilaterales y por fuera de lo previsto en la Organización Mundial del Comercio.
Estados Unidos pauta sin negociaciones, sin avisar y de alguna manera utiliza las barreras arancelarias como instrumentos de presión política y económica. A Lula lo está presionando por el procesamiento judicial de Jair Bolsonaro. Trump ha declarado directamente que quiere impedir que Bolsonaro vaya preso o sea juzgado por crímenes contra la Democracia. Se está metiendo directamente en la situación de un país soberano como Brasil y en uno de los poderes de su Estado, el Poder Judicial.
La región está muy complicada porque Estados Unidos ha aplicado sanciones políticas a países como Colombia, Venezuela, se han endurecido las medidas contra Cuba. También ha generado presiones contra México y Chile. Estamos viendo que una economía muy potente como la de Estados Unidos, por una disputa comercial, tecnológica y financiera, contra China, está aplicando una injerencia directa en asuntos políticos de países sudamericanos.
Del otro lado del globo, la situación de la Unión Europea con el conflicto entre Ucrania y Rusia es complicada. No puede jugar un papel de control o de mayor seguridad o la de impedir un genocidio como el de Gaza, la Unión Europea pierde pie o peso en esta disputa entre China y Estados Unidos. El mundo está muy complejo. En especial, porque cuando se violan reglas del comercio internacional y reglas del Derecho Internacional, los más desprotegidos son países pequeños como Uruguay.
Nuestra estrategia es acompañar los caminos que abre Brasil, como hizo el Presidente Yamandú Orsi, en la cumbre de los BRICS, también se reunió con el primer ministro de India y ha podido establecer un vínculo con otros países del G20. Eso puede generarnos un importante impacto en nuestra balanza comercial. Sobre todo en los flujos de inversiones. Hoy los inversores extranjeros están mirando qué países, de alguna manera, reducen más sus pretensiones. Para decidir si se instalan en Uruguay, en Paraguay, en Bolivia o en Chile.
El Ministro sostuvo que Uruguay podría plantearse concretar acuerdos multilaterales con varios países. Tanto así que, si bien hace cuatro o cinco años la idea de concretar un acuerdo entre el Mercosur y la Unión Europea le parecía increíble, hoy ve esa posibilidad ¿Uruguay puede plantearse oportunidades de acuerdos regionales o un mejor posicionamiento de Mercosur con este escenario?
El acuerdo entre los dos bloques, entre Mercosur y Unión Europea, se está negociando hace muchos años, y era, en ese entonces, una cuestión de credibilidad. Es decir, si hace 20 años que están negociando y no llegan a ningún acuerdo, lo mejor es que digan directamente que no hay interés. Pero por la situación global, creo que la Unión Europea baja su pretensión y ve al Mercosur como un socio regional importante. Sobre todo porque tenés dos economías muy pesadas, como Brasil y Argentina.
¿Uruguay en ese sentido cómo juega? Si en esa negociación comercial Mercosur-Unión Europea puede acceder, por ejemplo, a mayores cuotas de mercado para la carne, para los lácteos o incluso colocar algunos productos que hoy ingresan a la Unión Europea pagando impuestos y de repente pasan en un tiempo pagando menos o libres de impuestos, es un beneficio. El tema es que hay que aprovechar esta ventana de oportunidades que creo que se da en este período de disputa global de la hegemonía entre Estados Unidos y China.
La Unión Europea, de alguna manera, busca tener una referencia con otros bloques. Está viendo una oportunidad en el Mercosur y en utilizar esa identidad cultural que hay con los países sudamericanos. Para un país como Uruguay hay algunos beneficios, por ejemplo, de que se abra el mercado, pero también vamos a tener enormes riesgos.
Por ejemplo, van a haber inversores que van a querer venir a competir con Antel en el sector de las telecomunicaciones, o con UTE en el sector de la energía eléctrica, o con el Banco de Seguros en el terreno de los seguros. Hay que cuidar muy bien que las oportunidades que se te abran, por otro lado, no terminen entregando sectores estratégicos para una economía como la nuestra, como son las de las empresas públicas. Como el agua, energía, electricidad, no sé.
Una de las ideas que planteó Oddone, en conjunto con el Presidente de la República, como prioridades en la inversión pública fue lo logístico para abaratar la distribución en Uruguay y aumentar su competitividad ¿no?
Sí, porque Uruguay tiene la necesidad de fortalecer su papel como nudo, como nodo logístico, no solo a nivel portuario. El gobierno pasado entregó el puerto de Montevideo a una concesionaria internacional por 50 años. Hoy el tránsito de contenedores por el Puerto de Montevideo está bajando. Entonces algo mal se hizo. Tendríamos que rever la política portuaria.
El Estado uruguayo podría establecer, entonces, ¿un incumplimiento de contrato?
Habría que ver. Siempre antes de un incumplimiento se busca renegociar. Pero es evidente que Uruguay tiene en el puerto de Montevideo su principal activo logístico en manos extranjeras.
La razón por la que Uruguay existe como país.
Exacto, la razón por la que Uruguay existe como país.



