El pasado 14 de abril falleció el compañero Heriberto Larmini, el “Beto”, integrante de la cooperativa montevideana COVIBAZA, y del Departamento de Apoyo Técnico (DAT) de FUCVAM los primeros años de labor de esta área de FUCVAM.
El Beto era de los que se anotan siempre para dar una mano y de los que piensan que una experiencia valiosa es más valiosa aún si se trasmite y se comparte con otras gentes. Por eso dedicó muchas horas de su vida a la militancia en FUCVAM y por eso lo extrañamos tanto cuando, complicado por sus asuntos personales, dejó de acompañarnos; y por eso lo extrañaremos más aún desde ahora.
El Beto participaba siempre desde su disposición a colaborar, pero con humildad, sin buscar protagonismos que no quería ni necesitaba. Simplemente tratando de ayudar a otros a alcanzar, con esfuerzo, lo que él ya había logrado.
Al Beto escribir no se le daba con la misma facilidad que la conversación o el debate. Por eso nos dejó pocas cosas escritas, pero valiosas. De las que se publicaron en El Solidario trascribimos una, del número 64, de 2004, sobre una idea fuertemente solidaria y profundamente didáctica, de la que fue articulador y fuerte impulsor: la de las BAS, las Brigadas de Apoyo Solidario, conjunción de cooperativas en obra con otras en trámite, en los trabajos de las primeras, para que unos avanzaran y otros aprendieran. Ojalá esto sirva para retomar esa idea, hoy un poco olvidada. Sería otra forma de recordar al Beto.
Ese artículo, con su parte más formal y con la anécdota final que no se resiste a contar, y que es parte de la vida misma, pinta en cuerpo y alma al querido compañero Beto. Mucho boliche, mucho convencimiento de para dónde hay que caminar en la siembra de valores que nos llevarán a una sociedad más justa, más solidaria, más democrática. Por eso, cuando se entreveraba un debate y pedía la palabra el Beto, ¡ay mamita, agarráte Catalina! porque las cantaba claritas, pero siempre para centrarlo y siempre desde su impronta como trabajador y como clase.
Hasta siempre, Beto.
Las BAS, dos años después
Hace algunos meses publicamos en EL SOLIDARIO una nota en la que dábamos cuenta de la filosofía que creó y las reglas de juego que rigen el aporte de las Brigadas de Apoyo Solidario (BAS), surgidas de una propuesta realizada en el Plenario de Cooperativas en Construcción de FUCVAM y que hoy son ya una importante realidad del Movimiento, que es importante conocer y hacer conocer.
No vamos a historiar el tema de las jornadas solidarias –que está en la base de la idea de las BAS- porque mucho sabe y ha actuado el movimiento cooperativo en jornadas de trabajo y apoyo a cooperativas que están construyendo. Normalmente este apoyo se consolidaba como un festejo: fiesta de logros y aniversarios, donde no veíamos mejor forma de festejar que trabajando para y con otros compañeros.
Crisis mediante, hubo que revisar todos los desfasajes que se comenzaban a operar en los presupuestos de los proyectos, ajustar gastos, mejorar métodos y procedimientos, luchar por los mayores costos (tema éste hoy consolidado: con muchas trabas y lentitud, pero consolidado al fin).
Todos los análisis y estudios apuntaban al 85% del préstamo, que no es otra cosa que las UR que reciben las cooperativas por préstamos y subsidios. También se tenía que ser firme con los institutos asesores, que al ver peligrar el financiamiento a veces plantean modificaciones, como ser achicar proyectos, modificar terminaciones, rebajar gastos en caminería, entregando las casa sin ellas, y otras propuestas que apuntan a hacer rendir el dinero, pero en desmerecimiento de la vivienda, que al final es para habitar toda la vida, consolidando el proyecto social.
Y ahí surge la propuesta: ¿qué podíamos hacer para aumentar el 15% restante, compuesto por la ayuda mutua y autogestión de la cooperativa? No era fácil, porque éste, calculado para ejecutarlo con precisión y mucho control, difícilmente puede alcanzar un rendimiento efectivo que permita suplir otras carencias y financiar con trabajo y eficacia los desfasajes antes mencionados.
Entonces, ¿cómo incrementamos ese 15%? Lo comenzamos a discutir en el DAT, en el Plenario de Cooperativas en Construcción y Trámite, y así le dimos una nueva forma a las jornadas solidarias conocidas, tradicionales, organizándolas, dirigiéndolas a las cooperativas con más necesidad de ellas, calculando necesidades de tareas y cantidad de compañeros, viendo los requerimientos de herramientas, midiendo el avance proyectado, haciéndolas incidir en la inmediata certificación; en una frase: creamos entre todos las Brigadas de Apoyo Solidario ( BAS).
Las BAS se componen de compañeros de cooperativas con proyecto aprobado o en trámite, incluso en preobra, que a través del Plenario se ofrecen para actuar en la cooperativa designada para recibirlas, que necesita ese apoyo. La mayoria compromete su actuación por lo menos una vez por mes, poniendo a disposición incluso las herramientas que poseen, concurriendo con ellas a la jornada, de ser necesario.
Las cooperativas en construcción conocen la llegada de las BAS quince días antes y preparan: finanzas, herramientas, materiales, proyectando la obra a realizar en función de su incidencia en la certificación inmediata.Le corresponde a la cooperativa anfitriona recoger y devolver a los compañeros, brindarles el almuerzo y, a través de sus comisiones organizadas, concluir con una charla o taller, donde los compañeros en obra cuentan sus experiencias (buenas y malas), preparando a la visita para lo que les tocará al recibir su préstamo.
(…)
No quiero concluir esta nota (…) sin destacar dos jornadas “extra-Montevideo”, quizá por eso más valiosas: una en COVISAYI (Sarandí del Yí, Durazno), cooperativa hoy ya habitada, y otra en COVIVU (Fray Bentos, Río Negro). Y como todos los procesos generan historia y anécdotas, deseo dejar registrado en el colectivo la jornada más larga que yo conozca, que fue en COVIVU: larga y con dificultades, pero también llena de cosas gratas.
Salimos de Montevideo (FUCVAM) con más de cuarenta minutos de retraso (ómnibus tarde); en el viaje, pese a todos los esfuerzos políticos disuasivos de Pedrito (Rocha), tuvimos que soportar la alegría desvelada de un compañero de COVISUNCA 8 (preguntar a Arline).
A un par de horas de viaje se detiene el vehículo por pérdida y consiguiente falta de agua. Se le incorpora ese elemento y se recuerda al compañero conductor que estamos atrasados: el chofer pone el acelerador y clava el mismo en 100 kph y hasta Fray Bentos no para (José, de COVIBAMI, es testigo).
Al pasar por Mercedes caían pingüinos de punta; a las 7 y 50 llegamos a la cooperativa, aún lloviendo: bajamos y dejó de llover. Los compañeros de COVIVU dudaban de realizar de jornada, ante la incertidumbre sobre el tiempo.
Nos bajamos del ómnibus y sin desayunar nos pusimos a trabajar: ¡hasta capataz llevamos, y mire si la lluvia nos iba a dejar sin jornada! Quizá como recompensa por esa voluntad y empecinamiento, no llovió más en todo el día y hasta apareció el sol.
Jornada normal: trabajo, alegría, música, notas radiales en vivo a los organizadores y actores. Fin de la jornada y tremenda tallarinada (el vino había sido secuestrado por los anfitriones, pero se logró rescatar); la nota del almuerzo: un compañero de “Guyunusa”... cinco platos. ¿Récord? Ustedes sabrán...
Hora 16: todos bañaditos y comiditos, nos despedimos: abrazos, besos, agradecimientos, intercambio de teléfonos, ¡Buena suerte!, ¡Que se repita! (los tallarines). Y... salimos a Montevideo.
¿Todo bien, tarea cumplida?... ¡Nooo! En Mercedes, después de varias paradas, el ómnibus no quiso más nada pese a los inventos del conductor, que con cinta aisladora quería parar la pérdida de agua. (Se salvó del linchamiento, y creo que no llegó a enterarse que anduvo cerca). Cinco horas de espera en la ruta, hasta que llegó el remplazo; en la espera, se reconoció el lugar, se perdió al truco (yo), etc., etc. En el viaje, cuentos de salón y de los otros, más alegría...
Yo llegué a la cooperativa a las tres de la mañana del lunes y aún quedaba gente para repartir en el ómnibus. Eso sí: Pedrito había logrado disuadir al compañero de Covisunca, que “durmió” toda la vuelta.
Solidariamente Construimos. Solidariamente Crecemos...
Beto Larmini