María Julia Alcoba Rossano nació en el Cerro, fue cofundadora del Congreso Obrero Textil, militó en el Partido Socialista, es madre, hija de obreros, terminó el liceo durante su exilio en Buenos Aires, comenzó a militar el feminismo en Barcelona, entre 1979 y 1985, integró la comisión de Barcelona de la CNT. Las vivencias son largas y los episodios históricos necesarios. Prologado por el Área de Género de FUCVAM, la Secretaria de Género y Diversidad de la central sindical, el historiador Rodolfo Porrini, el sociólogo Agustín Juncal y el agrónomo Matías Carámbula, este libro editado por tercera vez propone la visibilización de la historia de las mujeres y sus formas de organización en los años previos a la Dictadura.
Todo empezó, según contó Alcoba, cuando se encontraba exiliada en Barcelona y, para poder afrontar las extrañezas de un país en el que no nació, decidió escribir poco a poco sus memorias. “Siempre estuve por ahí”, bromeó la autora en referencia a los cientos de situaciones que cotidianamente retrató en el libro: la coordinación con el sindicato de la carne, el cierre de los frigoríficos en el Cerro que dejaron a su padre sin trabajo, la formación de la CNT, su militancia en el PS y posteriores hazañas que otros no consideran heroicas.
El libro es claro y accesible para todo público. “Las imágenes reflejan la vida en el Cerro, los lazos de solidaridad entre las personas migrantes, el sentimiento de pertenencia al barrio, el trabajo en las grandes fábricas”, describió el Área de Género de FUCVAM en el prólogo para luego agregar que el libro también describe “a las compañeras rodeando el Palacio, con niños y niñas, bolsos, mantas, alimentos y el mate para exigir ser escuchadas por los legisladores”.
Según el historiador Rodolfo Porrini, Alcoba ilustró “situaciones del mundo del trabajo desde la mirada de una mujer, a partir de distintos momentos de su vida, de sus experiencias de clase y de mujer”. Al mismo tiempo, en su prólogo, el historiador concibió que el libro “ejemplifica” sobre una “primigenia conciencia feminista que se fue profundizando con el tiempo”.
Los adjetivos a través de los diversos prólogos van desde “analítico” a “innovador”. Pero uno de los resúmenes de la obra más concisos es el de Colacho Esteves quien comentó el libro para el prólogo de la secretaría de Género, Equidad y Diversidad: “No es la mirada de un artista con sensibilidad salido de las filas de la burguesía, es él rescata de la historia por quien se forjó, como adolescente y mujer, en la fábrica, creciendo en la lucha. Es la visión desde adentro de alguien que no ha perdido, ni reniega, de su origen de clase. Es el rescate, además, de una sensibilidad proletaria”.
Los aportes históricos
Durante la presentación de la tercera edición de “Las mujeres, ¿dónde estaban”, la historiadora Lucía Siola, realizó un recuento de los aportes históricos que la vida y obra de María Julia deja a las nuevas generaciones, tanto de militantes sindicales como feministas.
“Es la historia de una mujer, madre, militante e hija del amor y esfuerzo con una familia que atravesó muchas dificultades”, sostuvo la historiadora para luego agregar que esta historia se construye a través de “cotidianidades a las que estamos sometidas las mujeres” y donde se destaca “el trabajo reproductivo y la recuperación del rol de la mujer trabajadora como sostén de la familia obrera”.
Para Siola el libro visibiliza a las mujeres que tradicionalmente “no han sido visibilizadas”. En esta línea, la obra de Alcoba, para la historiadora, establece una forma de relatar acontecimientos que ponen “en manifiesto lo familiar y la vida, así como la situación y las necesidades concretas de cada familia obrera”.
Como “Las mujeres ¿dónde estaban” es una ilación de narrativas de Alcoba que retratan su infancia, su militancia y el exilio, la historiadora rescata las “dimensiones” aportan al conocimiento del contexto histórico y la realidad obrara en “el barrio, la fábrica y la familia”.
“Desde esta perspectiva de la clase trabajadora nos encontramos con una violencia patriarcal y racista. Nos damos cuenta de una violencia sistémica que pone en riesgo la vida del obrero por los bajos salarios, porque los capataces configuraban violencias contra las pobrezas en la que los trabajadores se encontraban”, analizó Siola.
Este relato, por lo tanto, proyecta la “resistencia” obrera que se desarrolló durante las décadas del 50 y 60, que estaba “poco visibilizado” en su disciplina, y que “rescata del olvido” a aquellos sindicatos y formas de organizarse de la clase obrera que “no han tenido jerarquía. Como ejemplo, citó a la creación del sindicato textil cuya integración se caracteriza por una predominancia femenina o el de la lana. Asimismo, la historiadora indicó que el propio papel de las mujeres y su trayectoria histórica hace al leer el libro nos encontremos con “algunos antecedentes de lo que fue la Huelga General, como el paro por las Medidas Prontas de Seguridad en 1952”.