LAS SIN NOMBRE
Mujeres, lesbianas y disidencias en cooperativa en construcción por ayuda mutua, Basquadé
resolucion
Lucía Correa, directiva Basquadé

Hay decenas de cooperativas de vivienda por ayuda mutua en construcción y muchas mujeres, lesbianas y personas trans brindando muchas horas semanales para construir una comunidad. 

El nombre de esta cooperativa hace referencia al grito charrúa “basquadé” que significa levantarse. Hace 7 años la idea de unas amigas que surgió en la fila de un supermercado, tiene un piso construido y menos de dos años para finalizar la obra. Las horas entregadas a la construcción de la cooperativa son de 30 horas semanales, sin contar las que se realizan en trabajo a comisiones, asambleas y demás instancias que forman parte de la autogestión en la cooperativa. 
Las edades de las cooperativistas van desde 26 a 50 años. A la diversidad generacional se le suma la diversidad de identidades, orientación sexual, corporalidades distintas, etc. El objetivo político de la cooperativa no es “formar edificios como oficinas, sino poder crear una comunidad entre nosotras”. El consejo directivo siempre estuvo compuesto por mujeres. Además, tiene una comisión que trabaja en darle un espacio al pensar político de la cooperativa y poder trabajar la formación política como parte del proyecto, incluyendo temas vinculados al género y las realidades que atraviesan las mujeres y disidencias que integran la cooperativa. 
Más que cooperativa, una comunidad, afirma una de las compañeras de Basquade. Es así como en lo que sería el antecedente de un salón comunal, el lugar de descanso de la cooperativa en construcción, de diez pisos y ubicada en Aguada, fue una pizzería que está detrás del terreno y cuya unión consiste en un boquete que conecta la obra con dicho espacio.
Allí entre siestas intermitentes, llegadas tarde por el cuidado de los hijos e hijas, en baños que tienen identificativos no binarios, tienen lugar las reuniones de una cooperativa que aspira a pensarse políticamente y a contar con tiempo como para también ver como las cuestiones de género atraviesan la obra. 
Si bien en un principio el intercambio con el capataz de la obra pudo haber sido crítico, por el momento, más allá de alguna que otra charla, el intercambio no ha sido hostil. Feministas y obreros de la construcción poco a poco van entendiéndose, dando lugar al dialogo y buscando la mejor forma de trabajar en conjunto, explica otra compañera, mientras se señala la remera y cuenta una anécdota. El mensaje es tácito: Basquadé es y será una comunidad feminista y antipatricarcal, cuya idea política es formar un espacio seguro y de cuidado mutuo. 
“Puedo estar con mi pareja y demostrarle mi afecto sin pensar en qué me van a decir y actuar”, afirma otra compañera en referencia a su relación con otra mujer. Al mismo tiempo, personas trans integran la comunidad y disputan otras formas de ser varón y de pensar la masculinidad. Como indica los carteles en los baños, la diversidad también tiene su espacio político. Hoy, también hay varones que se reúnen a construir espacios políticos de cuidados. Es así como este 8 de marzo, las mujeres y disidencias de Basquadé irán a la marcha, mientras sus compañeros varones continuarán con la obra. 

"El espacio es feminista y antipatriarcal. El verdadero respaldo es el cuidado. Construir las casas pensando en el habitar, en un espacio que ponga la vida en el centro. Pensar las formas en que se afrontan los conflictos, desde la división de tareas en la construcción hasta los problemas administrativos, lleva su tiempo. Pero si queremos algo colectivo, tenemos que dar ese tiempo para esta dimensión.

La disputa enriquece, trabajar con consensos es no es fácil, pero el punto es que dimensiones y conocimientos tenemos para construir en formas de habitar

No queremos que sea un edificio de oficinas que apenas habitamos y donde apenas nos saludamos. A veces creo que romantizamos demasiado a Basquadé, pero creo que es por el ensayar una visión política, que desde la empatía intenta romper con algunas formas de habitar y de militancia política. Tenemos claro que esto no es solo una vivienda, es una comunidad, es un vínculo con el barrio.

No tengo miedo de ir al baño y bañarme por más de que compartamos con varones. No tengo ese miedo acá dentro. 

Hay cariño, hay cansancio y a veces piensas en que hace 7 años le estás poniendo el cuerpo a tu casa y es cansador. A veces nos pasa que romantizar demasiado al colectivo.

Pero por sobre el cansancio, las horas y los conflictos, Basquadé es un espacio seguro y una red, un tejido que sostiene y que se teje día a día, hierro a hierro, pared a pared".

La decisión de la cooperativa fue centralizar las voces citadas textualmente en una sola.


 

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