Daniela Fontes creció en Paso de la Arena. Su padre, hoy fallecido, era oriundo de San José y fue un hombre que trabajó como carnicero. Proveniente de una familia numerosa, Daniela recuerda cómo su padre siempre contaba que en su familia cada hermano se dedicó a un oficio para “proveer” cosas distintas a su casa. Algunos trabajana en la fábrica, otros con el junco haciendo esteras para vender. Él como otros de sus hermanos, era carnicero desde los 8 años, donde empezó pelando huesos.
La madre de Daniela, oriunda del departamento Salto, trabajó como empleada doméstica hasta que concibió a sus hijos y se convirtió en “ama de casa”. Su madre es el vínculo con la canción y la familia. Además de Daniela tuvo dos hijos más, una más chica de 26 y otro de 43. Daniela es la del medio con 41 años.
Después de habitar hasta sus 26 años en Paso de la Arena, Daniela se mudó infinidad de veces. Primero, se mudó a Canelones hacia Villa Argentina, luego pasó por otro balneario El Fortín. Después se mudó al barrio Centro de Montevideo, para trabajar y estudiar en la Facultad de Bellas Artes. La carrera la empezó en 2008 pero no ha podido terminar por trabajo. Incluso, la etapa de obra de su cooperativa detuvo el último paso: la entrega del trabajo de grado. Después se mudó a Buceo, La Blanqueada, Aguada, Sayago y finalmente, el 18 de noviembre de 2024, se mudó a COVIESSU, una cooperativa de vivienda por ayuda mutua en el Prado.
A FUCVAM la conocía de nombre. Hasta que un buen día por una amiga se enteró de la existencia de esta cooperativa de vivienda conformada por 29 familias. En su trabajo conoció a su pareja, Lucía, una maestra con quien compartía su gusto por la percusión.
Esa afinidad entre muchas otras bastó para alimentar y perdurar por más de una década. Así lo dice Daniela y lo confirma el piano recostado en el alfeizar de la ventana que hoy decora el hogar compartido que construyeron ellas para convivir.
Actualmente, Daniela trabaja en el área de la salud y como tallerista de fotografía, esperando tras culminar la obra de COVIESSU, contar con el tiempo necesario para terminar sus estudios. Junto a Lucía comenzaron a integrar la cooperativa en 2019, dos años después, estuvieron presentes en el armado de la Comisión de Género. “Aunque no sea estatutaria”, aclara Daniela para luego indicar que también integró la comisión CEFIC y actualmente la comisión de mantenimiento.
Uno de sus grandes aprendizajes durante la construcción de una cooperativa de vivienda por ayuda mutua, es la interiorización del “cooperativismo”. “Al principio no lo tenía muy claro, no entendía cómo funcionaba una cooperativa, pero en el intercambio con los demás compañeros, el trajín de la propia cooperativa y la gente con más experiencia incorporé lo que significaba”, resume Daniela.
Aunque, según afirma, la cooperativa no solo debe cumplir con el objetivo de satisfacer el derecho a la vivienda. Entender una experiencia así e integrarse a un proyecto de estas características es también asumir un “compromiso”: “el de la convivencia colectiva”.
“No es solo vivir de la puerta para adentro, sino que en la cooperativa, también está la convivencia con el espacio y sus habitantes. Y te cambia el sistema de como vos venís habitando los lugares. Si venís alquilando o viviendo en la casa de tus padres o lo que sea te manejas de otra manera: acá se colectiviza todo”, resume Daniela. Su militancia dentro de la Federación nunca apuntó a “hacer política”, incluso dice que la militancia de las mujeres no suele apuntar a “la carrera”. Pero encuentra en ese espacio y en la acción social y comunitaria, una satisfacción especial y la posibilidad de construir una vida que dejó de lado por no poder tener, hasta noviembre del año pasado, un hogar estable.
¿Cómo describirías la realidad de las mujeres y disidencias que conviven contigo en la cooperativa?
Una convivencia muy amplia con mujeres y disidencias de todas edades, muy distintas y formas de pensamiento y de entender el espacio o la convivencia de diferente manera. Pero sin perder eso que tenemos las mujeres de superar las diferencias. No hay nada que no se pueda hablar.
¿Has notado situaciones de violencia de género en tu cooperativa?
Sí, ha pasado, sí. Ha pasado, las venimos trabajando, las abordamos. Pasaron durante la obra también en algunas situaciones con personal contratado. Y bueno, no es fácil, ¿viste? Cuando te pasa así en este espacio donde te ves todos los días, no es fácil la idea de cómo abordarlo, cómo seguir. La violencia, sea cual sea, es una situación bastante fuerte, fea y extrema.
Convivir o estar al lado de una persona, ya sea por trabajo o por la cooperativa, que atraviese una situacion donde se ve violentada, no es fácil de entender colectivamente. Se generan muchas preguntas donde la voz de la mujer siempre se ve cuestionada. Nosotras venimos trabajado con el apoyo y la guia del área de Género de fucvam para manejar las situaciones de violencia. El área de Género de FUCVAM es muy importante para la formacion y el desarrollo de más comisiones de género en las cooperativas.
¿Qué destacarías de tus compañeras o compañeres dentro de la cooperativa?
Somos la mayoría. La cantidad de mujeres en el movimiento cooperativo es mucho mayor a la de los varones. Acá en la cooperativa tenemos, por ejemplo, madres solteras, jefas de familia y gente adulta mayor. Todas coincidimos en esto de ponernos al hombro la vivienda, el hogar. Pero no dejamos de seguir nuestros anhelos, crecer personalmente. Tenemos gente muy joven también, 20 y pico de años habitando una vivienda digna realizada con sacrificio. Mujeres que hacen camino junto al movimiento cooperativo .
Las mujeres, además, tenemos un trayecto bastante agitado de la vida misma. Del trabajo, el cuidado del hogar, los hijos, los padres que envejecen, nos responsabilizamos naturalmente de un montón de cosas. Y buscamos también acceder a la vivienda segura y estable, hoy la encontramos en la cooperativa gracias al movimiento cooperativo. Eso me parece lo más positivo y perdurable del grupo de mujeres. Porque muchas veces no se valora, nosotras mismas no lo valoramos. No concientizamos el rol que el sistema nos ha encomendado por ser mujeres y disidencias, por no ser hombres. Y no me refiero a lo descalificativo y malicioso del duscurso mujeres contra hombres, hablo de lo político económico universal que oprime a las minorías por siglos.
A veces estás tan acostumbrada a estar metiendo el cuerpo en todo que lo subestimas, no lo valorás.
La comisión de género de coviessu me ha demostrado a muchas mujeres por ejemplo, que se dicen no feministas, pero han estado toda su vida luchando, trabajando, solas para salir adelante con sus hijos. Y mas aún, siguen, forman cooperativas, se la cargan encima y cinchan para adelante contra todo. Si eso no es una mujer empoderada, no sé qué es.
A veces nos cuesta visualizarlo o reconocerlo. El propio sistema no colabora en ese sentido, desprestigiando peyorativamete. Pero yo lo veo en las mujeres que me rodean, no solo de acá, las mujeres que me rodean en la vida, a muchas las veo así. Tienen ese poder de salir adelante independientemente de las circunstancias. En la cooperativa esto no es ajeno y me parece valioso de destacar.
¿Cuál es el espacio que más utilizan las mujeres y las disidencias en la cooperativa?
¿El espacio que más usamos? Es el patio. Ahí donde está el árbol. Porque aprovechamos a que cuando los gurises trillan el patio con patín, la bicicleta o una pelota, a bajar con ellos. Ahí conversamos. Ese es un espacio que colectiviza.
Nos mudamos hace poco. Y aún nos queda eso de conocer y pertenecer a cada rincón. Cuando recién nos mudamos y habitamos, no poder ingresar a un apartamento que hacía tres meses podía entrar y salir las veces que quisiera se sentía raro, ahora son casas de compañeros. Y claro está, hay privacidad, hay hogar.
Eso nunca nos había parecido una limitante hasta que habitamos.
Por eso digo, hoy en día como que... El espacio común, salir, subir, bajar, cualquier rincón, recoveco, es parte del lugar que construiste.
¿Y cuál es tu espacio favorito dentro de tu casa?
A mí me gusta mucho estar en mi casa, el living, la cocina. Pero lo que más me ha llamado la atención es la vista de las ventanas. Porque cuando estabas construyendo no mirabas tanto. Pero cuando se te asigna el apartamento como que mirás todo de vuelta. No había visto con los ojos que veo ahora. Y eso que subí mil veces a este apartamento y entré en muchas oportunidades. Como que en la construcción era algo más material todo. Le faltaba un poco de calor o de ponerle un poco más el corazón. Después de que lo tenés, todo es como un pedacito más tuyo.
¿Qué le dirías a una mujer o a una disidencia que quiere empezar a formar parte de una cooperativa de vivienda por ayuda mutua?
Que es una gran opción la cooperativa de vivienda por ayuda mutua. Lo que sí creo es que la gente tiene que también visualizar que no es solamente la vivienda. Eso me parece muy importante. Porque a veces la convivencia genera problemas y tenes que poder sobrellevarlo. Además tener en cuenta que hay un objetivo primordial que es la cooperativa en su conjunto. La cooperativa es un proyecto social y tenés que estar dispuesta a trabajar y a sostener. Hay que también ser consciente de que vas a crear un espacio para convivir, un espacio colectivo. Y que eso no termina nunca.
Y si son mujeres o son disidencias, que aporten desde ese lugar, para que ese espacio colectivo también se nutra de eso. Para habitar es importante estar dispuesta a dar eso que traes vos, en la coincidencia y la diferencia.
Porque esa es la mejor manera de que después el espacio que vos habites, que habiten tus hijos, esté nutrido, que se respeten las diferencias y se llegué a una convivencia amena para convivir entre todos.
Creo que es un proyecto destinado para aquellos que no tienen capacidad de ahorro y no pueden o no quieren endeudarse en préstamos por la vivienda. Nosotras para habitar no pusimos cantidades de dinero ni nos endeudadamos.
Solo pagamos una cuota desde que ingresamos hasta ahora, esa cuota fue variando entre 1000 y 1500 pesos. Nosotras puntualmente, cuando ingresamos a la cooperativa, no estábamos en obra. Entonces no era necesario poner mucho dinero. Pará ingresar hoy en día, con la obra finalizada el valor es otro, sin duda.
Entonces, si vivís todo el proceso, estuviste todo el tiempo acá, trabajaste en las comisiones, podes acceder a la vivienda. Las persona que no tiene poder de inversión, la gente como nosotros que trabajamos, que tenemos la plata para el día a día, la cooperativa económicamente es algo viable. La cooperativa es un espacio que es viable para todos. No es un proceso fácil pero podes hacerlo.
¿Cómo definirías tu feminismo? ¿Tenés algún objeto que lo puedas llegar a representar y por qué?
Sí, me considero feminista porque como mujer soy una persona que lucha por sus derechos, por llegar a un punto de equidad, por la justicia social, por ser libres y por no tener miedo de ser quienes somos.
Creo que esas cosas en el día a día todas las vamos manifestando. Trabajo desde ese lugar, en los espacios que habito. Creo que hay muchos feminismos y eso hace que sea nutrido, rico y que hoy estemos hablando de eso.
¿Y un objeto que puedas llegar a representar con mi lucha? Cuando me preguntaron eso, lo vinculé un poco con el tema de la obra que es algo que recientemente dejamos atras. Busqué un elemento dentro de la obra.
Y se me ocurría, por ejemplo, hacer la combinación con el hierro. Ese material como elemento propio y sus características . Porque era algo que estuvo siempre, por ejemplo, desde el comienzo de la obra y que predominó en distintos momentos de la construcción. En algunos momentos estaba ahí, olvidado desprendiendo sus particulas por todos lados, pasando por todos sus estados, oxidado, mojado, tan sucio y pesado en cantidades, incómodo. De repente era el protagonista y allá todos con el.
A veces lo odiás, a veces lo amas porque hay cosas peores, Pero va a estar acá, siempre.
Acá atrás de todas estas bellas paredes que nos sostienen está el hierro. Creo que el feminismo me parece que es un poco así. Con su trayectoria a lo largo de la historia de la humanidad y el hierro como un elemento que también está en la construcción, en la obra y en la historia de la humanidad.