Bajo la consigna de elaborar una consultoría para la Comisión de Expertos en Seguridad Social, donde se analizara la experiencia y las prácticas “orientadas a extender el tiempo de trabajo en consonancia con el aumento de la longevidad”, la doctora en Economía por el Centro de Estudios Monetarios y Financieros (CEFMI), Graciela Sanroman, confeccionó un informe en el que se estudian casos similares al nuestro y los resultados de extender la edad mínima para jubilarse.
La “exhaustiva búsqueda” de la economista incluye artículos de revistas arbitradas como American Economic Review, Labor Economics a Jornals of Public Econmomics, y concluye que en la mayoría de los países donde se ha extendido la edad jubilatoria también ha aumentado el empleo de los mayores y el número de trabajadores en seguro de desempleo, enfermedad o invalidez.
“Los trabajos empíricos disponibles indican que por cada 100 trabajadores que postergan su retiro por cambios en el sistema de pensiones, menos de 50 continúan trabajando, el resto corresponde principalmente a trabajadores que pasan a estar en situación de desempleo, aunque también se observan situaciones de enfermedad, invalidez o inactividad”, se afirma en el informe confeccionado en marzo de 2021 al que accedió El Solidario.
A partir de los 2000, según informa Sanroman, se han realizado reformas en seguridad social “con el objetivo de lograr la sostenibilidad de los sistemas en el largo plazo” que apuntaban a buscar “ajustes paramétricos” que permitiesen cambios en las edades de retiro así como la reducción de “desincentivo financieros” para seguir trabajando.
Si bien desde la década del 50 a los 90, se percibía en las poblaciones “una persistente caída de las edades de retiro”, los hombres con un promedio de 64.5 y las mujeres con 62 y 61. A partir de los 2000, tras varias “reformas estructurales” la caída se revirtió y se estima que para 2050, la brecha entre hombres y mujeres se reduzca.
Con este contexto sobre la mesa, y tomando la sistematización de los datos de países europeos- Bélgica, Dinamarca, Francia, Italia, Países Bajos, Gran Bretaña, Suecia, Polonia-, Canadá y Estados Unidos, la doctora en Economía sostuvo, que las reformas “estructurales” de los sistemas en seguridad social tomaron diferentes medidas.
Mientras que Suecia y Polonia apuntaron al “establecimiento de sistemas nacionales”, países como Bélgica y Francia aumentaron los años mínimos de contribución para acceder a “jubilaciones anticipadas”. Por otro lado, en Alemania, se introdujo la “jubilación parcial”.
“22 países han incrementado las tasas de contribución en sus sistemas de reparto, 44 países han realizado aumentos de la edad de jubilación normal y 34 han hecho ajustes a los parámetros para el cálculo de los beneficios jubilatorios”, según el documento de la consultoría.
En los países donde se aumentó la edad de retiro, no solo se registraron aumentos de trabajadores en seguro de desempleo, enfermedad o invalidez, 50 de cada 100, sino que también aumentó “la promoción de inactivos entre los trabajadores afectados por los cambios”.
El aumento implicó que “las tasas de actividad entre 60 y 64 años aumentaran”. En el caso uruguayo, las tendencias indican aquellos “los trabajadores de altos ingresos” suelen extender la edad jubilatoria a más de 60 años. Otra consecuencia es que, mientras la edad de las jubilaciones de los hombres se mantenía estable, el aumento de la edad de retiro de 55 a 60 años en las mujeres, tras la reforma de 1996, implicó también leve aumento.
Tres casos: los países reformados
Si bien Sanroman se cuestiona: “¿es la asociación entre los nuevos sistemas, una relación causal o una relación espuria?”, en Francia, desde el 2010, la edad de retiro comenzó a aumentar de forma “gradual” de 60 a 62 años. Este aumento de retiro en dos años redujo “en 48 puntos porcentuales la probabilidad de estar jubilado, pero solo en 20 por ciento la probabilidad de estar ocupado”.
En el caso de Austria, los aumentos de la edad mínima de retiro se realizaron entre 2000 y 2004. De manera gradual, este país aumentó a edad de retiro en 1.5 años, aumentando dos meses cada “trimestre” para los hombres mayores a 45 años. En 2004, la edad de retiro aumentó de manera gradual.
“Para la población afectada, la reforma implica una reducción de la probabilidad de retirarse entre 18.5 y 23.9 por ciento para hombres y mujeres, respectivamente. Además, la probabilidad de estar trabajando aumenta 7.3 y 10.5 por ciento y sube la probabilidad de estar desempleado entre un 9.5 y 9.7. También aumenta la posibilidad de estar la probabilidad de estar en seguro de desempleo por enfermedad, invalidez o inactividad, pero en menor magnitud”, analiza la doctora en Economía basándose en los estudios de Staunli y Zweimuller.
En el caso de Alemania, la reforma se realizó en 1997, y consistió en realizar deducciones en las prestaciones del 0.3 por ciento por mes antes de la Edad Normal de Retiro en el que se solicita la jubilación. En referencia al trabajo de Hanel, Sanroman indica que “la reforma aumenta 14 meses el tiempo que transcurre entre que el trabajador es elegible y solicita la jubilación, mientras que aumenta 10 meses el tiempo en el que el trabajador permanece empleado después de los 55 años y que en cuanto mayor es el ingreso, menor es el impacto de la reforma en el tiempo para jubilarse”.